De ella se dice que es uno de alimentos más energéticos y saludables que existen, que no hay dos iguales, que tiene infinidad de aplicaciones para la salud, que es sabrosa y exquisita, que los egipcios la usaban para conservar los cadáveres, que si la tomas serás más sabio… hasta el refranero guarda un hueco para este dulce manjar. Pongámonos la miel en los labios. 

 

Las obreras y su trabajo

 

Gracias abejas por endulzar nuestros desayunos con Maya y vuestras mieles. Las más trabajadoras de todas, las obreras, se dedican con esmero a crear este delicioso alimento. Pero vayamos por partes. El apartado de agradecimientos también debería mentar a las plantas. Su néctar –o a veces las secreciones procedentes de las partes vivas de las plantas–, cargado de azúcares, minerales y vitaminas, es recolectado por los laboriosos insectos que ya empiezan a transformar sus propiedades gracias a su saliva, ahorrándonos a nosotros un posterior esfuerzo gástrico. Nuestras amigas llegan a su hogar y depositan la miel en celdillas para que pierda humedad. Esta última fase de maduración es muy importante para evitar la aparición de microorganismos.

 

Composición y propiedades

 

La composición de la miel varía mucho de un lugar a otro y depende en gran medida de las plantas y del clima del que disfruten las abejas. Principalmente hablamos de azúcares (fructosa y glucosa), pero no podemos olvidarnos de los minerales, oligoelementos y vitaminas que contiene. El aporte calórico es importante, haciéndola muy atractiva para deportistas pero no tanto para los que sufren de las rigurosas dietas.

 

Sus aplicaciones son realmente diversas. Como producto cosmético sirve para atenuar las arrugas, para tratar problemas de cutis–dependiendo de con lo que la mezclemos hidrataremos o reduciremos la grasa en la piel– y así aparece en multitud de cremas y tratamientos. Es conocida también por sus propiedades calmantes, reconstituyentes y reguladora intestinal. Es un arma eficaz contra calambres y contracturas. Estimula el apetito, relaja, ayuda a la cicatrización y al alivio de quemaduras, se la considera beneficiosa para la artritis, los expertos la recomiendan en las etapas de crecimiento… mil y una maneras de beneficiarse de la miel.

 

Platos endulzados con miel

 

Para empezar el día una buena idea son tostadas con miel: sencillas, sabrosas y cargadas de energía. Pero es que podemos meternos de lleno en el tarro y hacer diabluras. Ligan perfectamente con carnes como la ternera, las chuletas de cordero, costillas o pollo. Podemos acompañarlas  con ensaladas, papas y multitud de vegetales –cebollas, coles, y zanahorias, entre otras–. Un día que nos sintamos dulzones e inspirados podemos innovar en nuestras salsas e, incluso, darle un toque original a la mostaza. Y, cómo no, para finalizar las comidas encontraremos multitud de recetas para tartas, galletas, bizcochos y bollos.

 

Grandes mieles u oda a las obras de arte

 

Por casi toda la geografía encontraremos ricas mieles, pero existen algunas que ya se han ganado cierto respeto y que se hallan amparadas bajo el sello de las denominaciones de origen. Galicia, a caballo entre el Atlántico y la Meseta, nos regala, entre otras, variedades de eucalipto, zarzamora, castaño y brezo. En Granada se cuidan mucho las maneras y encontraremos sabores que nos recordarán a la naranja, al romero y al tomillo. La de la Alcarria probablemente sea la más famosa, quizás gracias a la pureza de sus plantas aromáticas silvestres. Las comarcas de las Villuercas y los Ibores son las abanderadas de Cáceres, de sus colmenas salen dos tipos de productos: unos procedentes del bosque y otros multiflorales procedentes de su particular microclima.

 

La Comunidad de Madrid también tiene mucho que decir en este campo. Su importante tradición apícola se refleja en los nombres de muchos pueblos (Colmenar Viejo o Colmenar de Oreja, entre otros) y accidentes geográficos, como el Pico de la Miel. Muchos son los municipios madrileños donde se practica la apicultura, aunque si hay que citar uno con tradición especial ese sería Miraflores de la Sierra. El IMIA publicó un interesante libro La Miel de Madrid en el que se aprenden muchos secretos sobre los productos de la región. Entre otras curiosidades cuenta que son artesanales, crudas, exentas de mezclas con otras mieles y de tratamientos industriales como la pasterización o la granulación inducida. Y como anécdota comentarles en términos de flora apícola se puede distinguir una zona de sierra y otra de campiña

 

El imaginario colectivo convierte en diablos a algunos animales –todos los lobos son malos, excepto colmillo blanco– y a otros, mucho más peligrosos, los santifica –mejor no toparse de frente con el gracioso hipopótamo- Pues quizás ha llegado el momento de cambiar la fama de las abejas que, aunque su trabajo colectivo es reconocido, a veces parece que a todos nos han picado en el ojo, impidiéndonos ver todos sus beneficios, llámense miel, cera, propóleos o jalea real.