Nuestra receta de costillas al horno te permitirá descubrir todo el sabor y la textura de este ingrediente. Si no sueles preparar este plato por miedo a que no se te dé bien, no te preocupes. Te damos todos los secretos que necesitas para triunfar. ¡Sorprenderás gratamente a tus comensales!
La importancia de la materia prima
A la hora de elegir las costillas te aconsejamos que elijas ibéricas de Cebo de Campo. Se presentan ya partidas en tiras, listas para su preparación. Vienen envasadas al vacío para que conserven su textura y su frescor.
La carne ibérica se caracteriza por llevar la grasa infiltrada en sus fibras. Esto propicia que te sea más fácil conseguir unas costillas jugosas. Además, su textura es más firme y soporta mejor la cocción. Su sabor también es más potente, por lo que la experiencia gastronómica será digna de vivir en primera persona.
Ingredientes para nuestra receta de costillas al horno
Lo habitual es que se preparen las costillas con una salsa tipo barbacoa casera. Toma nota de lo que vas a necesitar:
- Un kilogramo y medio de costillas de cerdo ibérico;
- Sal;
- Pimienta negra molida;
- Aceite de oliva (una cucharada);
- Un cuarto de taza de cebolla muy picada;
- Media taza de salsa de tomate;
- Una cucharada de salsa picante (si te gusta);
- Dos cucharadas de azúcar moreno;
- Un poco de comino;
- Una cucharada de vinagre de manzana.
¿Cómo se preparan estas costillas jugosas al horno?
Para que tus costillas al horno se desprendan del hueso hay un truco. Coge el costillar y localiza la membrana que lo recubre. Retírala con un cuchillo. Luego, sigue los pasos que ahora te contamos.
Mete las costillas en el horno
Hazlo tras precalentarlo a 135 grados durante unos 20 minutos. Usa una sartén o bandeja metálica y añade pimienta y sal por ambos lados. Cubre el recipiente con papel de aluminio. Para que queden jugosas es necesario asarlas durante unas cuatro horas. Confirmarás que están en su punto cuando puedas extraer el hueso sin esfuerzo.
Prepara la salsa barbacoa
Pon el aceite en una sartén y añade la cebolla. Debes dejar que se dore durante unos ocho minutos. Añade el toque de comino y mezcla bien. Es el momento de agregar la salsa de tomate, el azúcar moreno, el picante y el vinagre. Prueba el punto de sal y corrígelo si fuera necesario. Mueve muy bien hasta que obtengas una salsa homogénea y consistente. Reserva.
Sirve el plato
Pon a calentar la salsa. Puedes servir las costillas enteras o desmenuzadas. La primera opción es visualmente más atractiva. Pregunta si tus comensales prefieren las costillas con o sin salsa.
A la hora de probarlas, notarás que no hay partes duras o más hechas que otras. La jugosidad y la untuosidad serán protagonistas. De hecho, incluso pensarás que estás en un asador de Nueva Orleans probando unas costillas increíbles.
En lo que respecta a la salsa, te recomendamos que evites las industriales. Suelen incluir demasiado azúcar y llegan a apagar el sabor real de la carne. Apuesta mejor por prepararla en casa. ¡Tienes cuatro horas mientras se asan las costillas!
Algunos trucos imprescindibles
Si sabes que a tus invitados les gusta la salsa barbacoa, prepárala antes de meter las costillas en el horno. Puedes marinar las costillas durante unas horas antes de cocinarlas. El sabor será algo más intenso, pero merece la pena probarlo.
Si te sobran costillas, guárdalas en un recipiente hermético. Para calentarlas solo tienes que ponerlas cubiertas en el horno durante unos cinco minutos. Algunos cocineros consideran importante dorar las costillas.
Pinta con salsa las que hayas preparado, mételas en el horno a 200 grados durante unos minutos y controla que no se quemen. Este toque final potenciará sus aromas y su jugosidad. Con la carne que te sobre podrás preparar unos tacos o unas fajitas muy fácilmente. También puedes preparar un bocadillo de esos que tanto te gustan.
La guarnición ideal para las costillas
Cada cual con sus gustos, pero nosotros nos quedamos con unas patatas al horno. Córtalas en gajos, añade un poco de ajo, aceite de oliva, orégano y pimentón (al final). Combinan muy bien con los sabores de la carne.
Como segunda opción, puedes preparar un puré de patatas casero. Cuece unas patatas. Córtalas y añade un poco de leche y de queso, y remata con pimienta negra. Haz el puré intentando que te quede algo espeso. Puedes añadir un poco de salsa barbacoa al final. El resultado será espectacular.
Te aconsejamos que prepares nuestra receta de costillas al horno. Podrás despedirte de las costillas quemadas, demasiado duras o secas. Incluso puedes desvelarles a tus invitados nuestra receta, si estás dispuesto a compartirla. Todo sea por degustar un plato exquisito que conserva todos sus matices gustativos. Si te gustan las costillas, ¿a qué estás esperando?